EL AISLAMIENTO DE LA VIVIENDA Y LAS VENTANAS

El aislamiento térmico es clave para reducir el consumo energético de nuestro hogar. Las mejoras en el aislamiento de una vivienda pueden producir ahorros energéticos y económicos en torno a un 30-40%.

La cantidad y la calidad del aislamiento térmico, tanto de cerramientos opacos exteriores como de los cerramientos acristalados, determina la calidad energética de nuestra vivienda. Concretamente, la ventana es la parte térmicamente más débil de la envolvente de un edificio o vivienda, y por ella se producen las mayores pérdidas de energía. La renovación de las ventanas es una de las acciones más eficaces para alcanzar mejoras significativas en la demanda energética del edificio y los consiguientes ahorros en términos económicos y de reducción del consumo energético, aumentando, además, el confort térmico de las viviendas.

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En el caso de los cerramientos opacos, las mejoras en el aislamiento pueden realizarse en:

–Fachadas: instalando un material aislante térmico en los muros, ya sea por el exterior, interior o inyectando dentro del muro.

–Cubiertas: instalando el aislamiento térmico entre tabiquillos, vigas de madera, rastreles, con teja adherida sobre el aislante, en cubiertas ajardinadas, con pavimento flotante, etc.

–Suelos y techos: instalando un material aislante térmico en los techos o suelos en contacto con espacios no calefactados, apoyados sobre terreno o en contacto con ambiente exterior.

–Paredes de separación con las zonas comunes del edificio: instalando el aislamiento térmico en las paredes de separación con las cajas de escalera, de ascensores, descansillos, etc.

La incorporación de aislamiento térmico contribuye a:

–Ahorrar energía: se disminuyen las pérdidas de calor o frío dentro de la vivienda, de manera que la energía necesaria para calentar o enfriar las habitaciones será menor, haciendo además que ahorremos dinero en nuestra factura energética.

–Proteger la vivienda: se suprimen los riesgos de condensación y mejoran las cualidades térmicas.

–Mejorar el confort: una vivienda aislada térmicamente favorece el bienestar del usuario ayudando a mantener una temperatura de confort dentro de la vivienda tanto en invierno como en verano. Desaparece el efecto de “pared fría” que se suele producir en las paredes exteriores.

–Proteger el medioambiente: una vivienda bien aislada térmicamente ayuda a reducir el consumo de energía y, por tanto, la emisión de gases con efecto invernadero.

Algunos consejos

-Cuando haga una reforma en casa que afecte a los cerramientos de su vivienda (techo, paredes, suelos) aproveche para incorporar aislamiento térmico a los mismos.

-Baje las persianas durante la noche para disminuir las pérdidas de calor al exterior.

-Procure que las cajas de persiana estén adecuadamente aisladas y no tengan rendijas.

-Compruebe que no hay corrientes de aire a través de ventanas, puertas o lugares por donde pueda pasar el aire exterior y, si detecta infiltraciones, evítelas tapando las rendijas con silicona, masilla o burletes.

-Instale ventanas con carpinterías con materiales aislantes (PVC, poliuretano, madera) o con rotura de puente térmico (metálicas) y con doble acristalamiento cuyos vidrios tengan un valor de transmitancia térmica* inferior o igual a 1,40 W/m2 K.

* transmitancia térmica: es el indicador del flujo de calor que se produce a través de los elementos que separan dos ambientes con diferente temperatura. Cuanto menor es este valor, más eficiente térmicamente es el cerramiento.

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